martes, 3 de septiembre de 2019

Ansiedad (de tenerte en mis brazos)

El pasado 9 de abril mi vida dio un giro de 180 grados (he tenido que pensar si fueron 180 o 360. Soy de letras).

Entré a trabajar a las 7, como muchos otros días. Iba a ser una jornada de mucho mucho trabajo.


Mujer bruja

AY AY AY! Que he vuelto!! No estáis flipando. Esto no es la cuarta temporada de Stranger things (aunque quiero tener los poderes de Once, que tengo yo una lista hecha con unas cuantas tarántulas, que me iba a quedar divina estampándolas contra un muro). Que he vuelto! Como Mariah Carey a la talla 48. Me tenéis aquí de nuevo. En carne y letras.
Recordáis que trabajo en una tienda de ropa? Esta es una pregunta para fans de póster...

Retomo que me disperso. Mucho trabajo: mover los productos de sitio, cambiar maniquíes, hacer nuevos precios, etc ... Yo ese día finalizaba a la una del mediodía y conforme avanzaba la mañana veía que el trabajo no se acababa y que me tendría que ir. Que conste que no solo estaba yo. Eramos unos cuantos para llevar a cabo los cambios.
En un momento determinado tuve que ir al almacén por necesitar material, y al entrar en él, que es enooorme de grande, sentí como las paredes y el techo se juntaban, me asfixiaban e impedían que pudiera respirar con normalidad.

Inciso: no todo en este blog va a ser cachondeo y poner a caer de un burro a las famosas en la red carpet ... Hoy toca terapia de grupo, bueno, yo escribo y vosotras leéis. Que para eso soy la jefa!!!

Por suerte para mi, en el almacén estaba una de mis compañeras en el ordenador y pude avisarla de que algo me estaba pasando. Un maldito ataque de ansiedad se había apoderado de mi.

Desconozco si alguna de vosotras ha sufrido algo parecido alguna vez. Sinceramente espero que no y que nunca lleguéis a experimentarlo. 
Sientes el corazón desbocado, que el cuerpo se tensa, que no puedes respirar, que te ahogas, no puedes dejar de llorar, tienes convulsiones, se te seca la boca, dejas de ver, no eres capaz de articular palabra ... Es algo espantoso.

No recuerdo la cantidad de tiempo que estuve así. Vino uno de los de seguridad del centro comercial (hombres en uniforme, mi postre favorito), otra compañera, mi encargada, mi jefe, avisaron a una ambulancia, me atendieron y me llevaron a la mutua.
La mutua ...

No había otro doctor en la mutua para atenderme de urgencias ...
Aquí aparece en escena el doctor "Amor". Guapo hasta decir basta, atractivo, elegante y sexy (esto todo sumado a que era prima. Pa las despistadas, quiero decir que entendía, que se pisaba los flecos del mantón, que estaba al día de la discografía de Ariana Quinto de Cerveza Grande). 

Imaginad el cuadro: el doctor Amor, bronceado, perfectamente peinado a la moda, con las cejas, la barba y las pestañas que ya las quisiera Chelo Garcia Cortés. La bata tan blanca que era un anuncio de la lejía del futuro, con la voz masculina y un acento extranjero que lo convertía en candidato perfecto para el casting de Aladdin.

El paciente (servidora): la cara desencajada y como un balón por haber estado llorando. Los ojos rojos como los presentadores de la Sexta, el pelo revuelto y con el flequillo sudado del soponcio, la ropa descolocada, la boca seca y las manos temblorosas (que no se me olvide que también me moqueaba la nariz)

Y ahí estaba yo, con mi jamacucu de ansiedad y el doctor Amor haciendo preguntas. Yo no era capaz ni de contestarle con lógica, pero lo intentaba. Me hizo el informe pertinente, me dio tres pastillas para que durmiera esas noches y me recomendó ir al doctor de cabecera.

Al día siguiente acudí al ambulatorio, comenzó mi baja y el giro de 180 grados.


Hasta aquí por hoy.

Quiero saber vuestra opinión y si os interesa que siga contando sobre lo que ha sucedido después.



El motivo de esta entrada? Tal vez pueda servirle a alguien para identificar mejor qué le sucede y, principalmente, he sentido la necesidad de compartirlo con vosotras, que me dais la vida.

Recordad: compartid, dadle al me gusta, suscribirse todas, hombre ya! Que este blog tiene que volver a ser lo que fue o volveré a vivir solo de hidratos de carbono y eso no lo queremos. Que después me pellizca la tanga.




5 comentarios:

  1. Como hay que empezar por el principio, me vengo aquí, a la "Entrada antigua"... aunque ya sé qué pasa en el capítulo (2). No sería justo dejar esta primera parte sin ningún comentario, ya que es el comienzo de una nueva temporada/etapa, pero sobretodo, la muestra de que hay luz al final del túnel y que la estás viendo. Siento una enorme alegría al leerte y no dudes que nos tienes ahí para todo lo que haga falta. Ánimo, paciencia y un beso muy grande.

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  2. Ay!!!!!!!!!!!! Que alegría me das si vuelves. Hicistes un amago de volver y se quedó en eso, en un amago.
    Vuelve ya, que yo por lo menos te echo de menos. Un besote y a recuperarte.

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  3. He empezado ahora a leerte y, voy a seguir. No puedo imaginar lo que viviste y lo que aún sigues viviendo. Amigo solo se, que te mando mucho amor, un abrazo enorme y aunque apenas nos vemos, sabes que estoy aqui

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